Barómetro de Percepción Turística

El Barómetro de percepción turística se basa en datos obtenidos de X (antiguo Twitter), una plataforma ampliamente utilizada para el comentario social en tiempo real. Aunque no agota la totalidad del ecosistema digital, X proporciona una muestra rica y activa del discurso público, especialmente en lo relativo a la actualidad, la opinión, las experiencias y las percepciones colectivas.

Además, la diversidad de actores presentes en esta red —desde ciudadanos y turistas hasta medios, instituciones y empresas— permite capturar una pluralidad de voces que refuerzan la representatividad del análisis.

Para mitigar las diferencias en intensidad digital entre territorios, el volumen de conversación recogido se normaliza por la población residente de cada Comunidad Autónoma. Este ajuste permite relativizar el peso de las menciones en función de la dimensión demográfica del territorio, reduciendo el sesgo que podría derivarse de la sobrerrepresentación de CCAA más grandes o más activas en redes sociales.

Adicionalmente, se analiza tanto el volumen de conversación interna (mensajes generados desde una CCAA) como el volumen de conversación externa (mensajes de otras CCAA que se refieren a ella), lo que equilibra la visibilidad regional con la percepción nacional.

Si bien cada plataforma tiene sus características y públicos propios, X ofrece un entorno muy adecuado para el análisis conversacional por su carácter abierto, dinámico y orientado al comentario en tiempo real. Es especialmente eficaz para detectar temas emergentes, opiniones influyentes y climas de percepción, que son precisamente los objetivos del Barómetro.

El análisis se centra en mensajes con mayor alcance, normalmente emitidos por perfiles con mayor capacidad de influencia (usuarios con muchos seguidores, cuentas verificadas, medios, instituciones, etc.), lo que permite ir más allá del ruido cotidiano y capturar el pulso reputacional con mayor fidelidad.

Sí, el análisis incluye tanto mensajes de usuarios particulares como de cuentas institucionales, medios de comunicación y actores del sector turístico. Esta inclusión es fundamental para entender el ecosistema completo de la conversación turística, ya que las cuentas oficiales y profesionales tienen un papel clave en marcar la agenda temática y en modular la percepción pública del destino.

La evaluación del sentimiento se realiza sobre mensajes de mayor alcance, lo cual prioriza aquellos contenidos con mayor visibilidad e impacto potencial. De este modo, el análisis no solo refleja lo que se dice, sino también qué voces predominan y cómo influyen en la construcción de la reputación turística.

La elección de la población residente como base de normalización responde a la necesidad de comparar territorios con criterios estructurales y estables. La población fija es un denominador común objetivo y homogéneo que permite corregir el sesgo de tamaño de cada CCAA, facilitando la lectura del volumen conversacional en términos relativos.

Si bien existen otras variables (como población flotante o número de turistas), estas son volátiles, estacionales y no siempre actualizadas en tiempo real, lo que las hace menos operativas para un análisis continuo y trimestral. Además, el análisis contempla tanto la conversación interna (originada en la propia CCAA) como la externa (originada en otras CCAA hablando de ella), lo que equilibra parte del efecto de atracción turística más allá del tamaño poblacional.

El modelo reconoce esta posible distorsión, pero la mitiga parcialmente mediante tres mecanismos:

1. Periodicidad trimestral, que permite detectar picos y valles conversacionales vinculados a la estacionalidad.
2. Análisis diferenciado del volumen interno y externo, lo que visibiliza el peso de la conversación generada fuera de la propia comunidad (clave en regiones con turismo internacional o estacional).
3. Foco en la percepción digital, no en el flujo turístico real. El Barómetro analiza la visibilidad y reputación del destino en redes, no su ocupación física.

Por tanto, el objetivo no es medir turistas, sino cómo se habla del turismo en cada región, y en ese marco, la normalización por población permite una comparación proporcional entre contextos.

En realidad, la normalización por población puede incluso beneficiar a regiones con alta actividad turística y baja población. Si una comunidad pequeña (como Baleares o La Rioja) genera un volumen de conversación turístico notable en relación con su población residente, su índice de volumen normalizado será alto.

De hecho, esta metodología visibiliza a regiones que, aunque pequeñas en tamaño demográfico, tienen una intensa presencia digital o atractivo turístico reconocido, lo que sería diluido si solo se usaran cifras absolutas. Se premia, por tanto, la densidad conversacional relativa, no el tamaño bruto del territorio.

El análisis de sentimiento aplicado en el Barómetro está entrenado específicamente para identificar la polaridad reputacional en el ámbito turístico, centrándose en cómo se valora el destino y su oferta. Además, el análisis se aplica únicamente sobre los mensajes de mayor alcance, que tienden a ser más claros, explícitos y con un tono más identificable (por ejemplo, publicaciones de medios, cuentas institucionales o creadores con intención informativa).

Si bien ningún modelo automatizado es infalible ante ironía o ambigüedad, la probabilidad de error se reduce significativamente al centrarse en estos mensajes con mayor visibilidad e impacto. Este enfoque prioriza la calidad y claridad de los contenidos analizados frente a la cantidad indiscriminada, lo que mejora la fiabilidad del sentimiento atribuido.

El modelo parte de un filtrado temático previo: solo se consideran mensajes que abordan explícitamente el turismo o su impacto en el territorio. La clasificación temática aplicada a los mensajes de mayor alcance actúa como capa de validación para garantizar que el análisis de sentimiento se refiere a contenidos directamente relacionados con el turismo.

En otras palabras, no se analiza todo lo que se dice sobre una CCAA, sino lo que se dice sobre su dimensión turística, ya sea en forma de experiencias, problemas, valoraciones o atractivos del destino.

Como en todo modelo de análisis semántico automático, puede existir cierto margen de error, especialmente en textos ambiguos o en mensajes breves. Sin embargo, este margen se compensa mediante tres decisiones metodológicas clave:

1. Selección cualificada de mensajes: solo se analizan los de mayor alcance, que suelen tener una estructura más clara y menos ambigüedad.
2. Enfoque en tendencias y no en casos individuales: el Barómetro no busca emitir juicios sobre mensajes concretos, sino capturar patrones reputacionales agregados.
3. Validación temática previa: asegura que el sentimiento se atribuye a contenidos turísticos y no a otros asuntos colaterales.

Sí, el modelo ha sido validado sobre una base de mensajes previamente etiquetados por analistas humanos con conocimiento del contexto turístico. Este proceso de validación supervisada permite ajustar el algoritmo para que identifique correctamente patrones específicos del lenguaje turístico, así como ironías comunes o expresiones locales relevantes.

Además, se revisan manualmente los mensajes que configuran las principales subtemáticas y casos más visibles, lo que actúa como filtro cualitativo adicional que refuerza la coherencia del análisis.

La clasificación temática se realiza mediante un modelo semántico entrenado con las 20 categorías predefinidas del Barómetro, aplicado sobre los mensajes de mayor alcance. Este modelo ha sido alimentado con ejemplos reales codificados por analistas expertos, lo que le permite reconocer patrones de contenido relevantes.

Para asegurar la calidad del análisis:

• Se realiza una validación humana continua, especialmente en los mensajes más influyentes y representativos.
• Las categorías se han diseñado de forma mutuamente excluyente y suficientemente específica, lo que reduce ambigüedades y solapamientos.

Las 20 subtemáticas del Barómetro han sido construidas a partir del análisis inductivo de la conversación turística real y responden a ejes de contenido ampliamente identificables en el discurso digital sobre turismo.

Aunque algunas subtemáticas (como “Atractivo del destino” o “Gentrificación”) pueden aparecer con mayor frecuencia, esto no se debe a un sesgo de diseño, sino a su mayor presencia efectiva en la conversación digital. El sistema está pensado para reflejar lo que realmente se discute, no para equilibrar artificialmente los temas.

Además, al trabajar sobre los mensajes de mayor alcance, el Barómetro prioriza las narrativas más visibles e influyentes, no las más frecuentes en términos absolutos.

Sí, los mensajes que no presentan un contenido claramente turístico o no pueden vincularse a ninguna de las 20 subtemáticas se excluyen del análisis temático. Este filtrado se realiza precisamente para mantener la relevancia y claridad analítica, evitando introducir ruido o forzar clasificaciones que diluyan la utilidad del modelo.

La exclusión no significa pérdida de información relevante, ya que el análisis se centra en los mensajes con mayor impacto e influencia, que en su mayoría sí encajan dentro del marco temático del Barómetro.

El Barómetro no pretende homogeneizar realidades turísticas diversas, sino ofrecer un sistema comparable de análisis reputacional y de visibilidad digital, basado en criterios proporcionales y adaptados.

La comparación entre CCAA se fundamenta en dos claves metodológicas:

• Normalización por población, que corrige el sesgo de tamaño.
• Análisis de volumen y tono, que no miden flujo turístico real, sino intensidad y percepción de la conversación digital.
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Este enfoque permite comparar no cuántos turistas recibe cada región, sino cuánto se habla de ella como destino turístico y con qué percepción, algo especialmente útil para evaluar posicionamiento, notoriedad y clima reputacional.

El modelo no filtra ni corrige fenómenos coyunturales, ya que precisamente busca detectar los movimientos reales en la conversación turística, incluyendo picos asociados a eventos, polémicas o campañas. Estas variaciones reflejan la dinámica reputacional del turismo en el entorno digital y son una parte esencial del análisis.

Además:

• La periodicidad trimestral permite captar estos movimientos con suficiente contexto.
• El análisis cualitativo de los mensajes de mayor alcance permite interpretar el porqué de los cambios y atribuirlos a hechos concretos, lo que enriquece la lectura estratégica del Barómetro.

El Barómetro no mide el turismo real (ocupación, gasto, llegadas), sino la conversación digital sobre turismo, que tiene sus propias lógicas mediáticas y sociales. Eventos virales, memes o noticias polémicas pueden afectar temporalmente la percepción, pero eso no es un error metodológico, sino una manifestación legítima del clima reputacional.

Además:

• El foco en los mensajes de mayor alcance ayuda a filtrar el ruido y centrarse en las narrativas con mayor impacto.
• La clasificación temática permite contextualizar si una tendencia viral responde a cuestiones estructurales (por ejemplo, gentrificación) o anecdóticas.
• En lugar de evitar estas distorsiones, el modelo las expone y analiza para entender cómo afectan la imagen turística de los destinos.

Como cualquier herramienta de análisis, el Barómetro sobre percepción turística debe interpretarse dentro de su alcance y propósito específico: medir la conversación digital sobre turismo, no la actividad turística en sentido cuantitativo (llegadas, gasto, ocupación).

Por ello, el Barómetro se presenta siempre acompañado de su metodología explicativa y con advertencias claras sobre su interpretación. Lejos de sustituir a otras fuentes (como encuestas, estadísticas o sistemas de inteligencia turística), el Barómetro complementa el análisis ofreciendo una dimensión social, dinámica y reputacional que otros indicadores no cubren.

La clave está en contextualizar su lectura, y por eso la visualización de resultados incluye marcos interpretativos y análisis cualitativo de mensajes.

El Barómetro se centra en la conversación pública de mayor impacto, no en el total del contenido generado. Esto significa que:

• Se analizan los mensajes con más alcance, emitidos por medios, instituciones y usuarios influyentes.
• Se aplican filtros temáticos para garantizar que los contenidos están relacionados directamente con el turismo.

Este enfoque permite filtrar el "ruido" típico de las redes sociales y captar las narrativas dominantes y visibles que influyen en la percepción pública de los destinos. Además, el análisis incluye tanto valoraciones positivas como críticas, lo que evita caer en un sesgo activista o polarizado.

El Barómetro no pretende medir la opinión objetiva sobre el turismo, sino cómo se construye socialmente su imagen en la esfera digital. En este sentido, sí refleja una forma válida de percepción.

El ITT no sustituye indicadores clásicos del sector (como pernoctaciones o rentabilidad), sino que aporta una dimensión complementaria: la de la percepción e intensidad del discurso social sobre turismo. Esto lo convierte en una herramienta útil para:

• Detectar tensiones, oportunidades o riesgos reputacionales.
• Identificar temas que impactan en la imagen del destino.
• Valorar la efectividad de campañas o políticas desde el punto de vista conversacional.

La integración del ITT con datos de flujo turístico puede generar insights más potentes: por ejemplo, detectar una alta presión turística con mala percepción o una mejora de imagen tras una política concreta.

Por tanto, el Barómetro es un termómetro narrativo y reputacional, cuya mayor utilidad se da al combinarse con indicadores cuantitativos del sistema turístico.